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    Romeu despliega todo su humor y conocimientos del mundo canino en Yo, perro para contar no sólo la historia del perro desde sus orígenes, sino para ofrecer una serie de útiles consejos sobre cómo escoger un perro y educarlo, así como sobre su gran variedad de razas y principales características.


    En el preámbulo de Yo, perro el autor asegura que “todos los perros son buenos, sí, pero todos tienen sus cosas. No existe el perro perfecto, todos tienen un pero (a veces dos o tres) o han de andar mucho o no hay quien los arranque o no se pueden quedar solos o pierden mucho pelo, babean, roncan, son flatulentos a rabiar, son delicados, besucones, ladran incesantemente, son caros de mantener, son llorones, han de ir a la peluquería cada mes, son falderos, demasiado independientes, dominantes, cochinos, rijosos, demasiado nerviosos o demasiado apáticos. Pero, paradójicamente, eso forma parte de su encanto, de su personalidad, nos llena de vida, nos mantiene ocupados, tenemos un tema inagotable de conversación y la excusa perfecta para quejarnos”.

    YO, PERRO - CARLOS ROMEU

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    Romeu despliega todo su humor y conocimientos del mundo canino en Yo, perro para contar no sólo la historia del perro desde sus orígenes, sino para ofrecer una serie de útiles consejos sobre cómo escoger un perro y educarlo, así como sobre su gran variedad de razas y principales características.


    En el preámbulo de Yo, perro el autor asegura que “todos los perros son buenos, sí, pero todos tienen sus cosas. No existe el perro perfecto, todos tienen un pero (a veces dos o tres) o han de andar mucho o no hay quien los arranque o no se pueden quedar solos o pierden mucho pelo, babean, roncan, son flatulentos a rabiar, son delicados, besucones, ladran incesantemente, son caros de mantener, son llorones, han de ir a la peluquería cada mes, son falderos, demasiado independientes, dominantes, cochinos, rijosos, demasiado nerviosos o demasiado apáticos. Pero, paradójicamente, eso forma parte de su encanto, de su personalidad, nos llena de vida, nos mantiene ocupados, tenemos un tema inagotable de conversación y la excusa perfecta para quejarnos”.

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